De Pueblos Indígenas en Brasil
Foto: Vincent Carelli, 1976

Aikewara

Autodenominación
Aikewara
¿Donde están? ¿Cuántos son?
PA 470 (Siasi/Sesai, 2020)
Familia linguística
Tupi-Guarani
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Los Aikewara alcanzaron su actual localización a comienzos del siglo XX, huyendo de os repetidos ataques Xikrin, cuando habitaban los márgenes del río Vermelho, afluente del Itacaiúnas. Entraron en contacto definitivo con los blancos en 1960, cuando una epidemia de gripe mató a dos tercios de la población reduciéndola de 126 a 40 personas. En 1962, una epidemia de gripe mató a otras seis personas. A partir de entonces, los Aikewara, dejando de lado sus medidas de control de la natalidad, iniciaron una vertiginosa recuperación poblacional. En 1997, la población alcanzó la cifra de 185 personas.

Nombre

Foto: Carlos Alberto Ricardo, 1970
Foto: Carlos Alberto Ricardo, 1970

La primera denominación conocida es de autoría de Frei Antonio Salas quien, en 1923, llamó Sororós a estos indios. En la década de 1950, el también padre dominicano Frei Gomes, responsable por los primeros contactos, los llamó Suruí, que es la denominación más utilizada. Los Kayapó-Xikrin los llamaban Mudjetíre. En 1961, identifiqué la palabra Akwáwa como constituyendo la autodenominación del grupo aunque la antropóloga Iara Ferraz considera más apropiado el término Aikewara.

lengua

De acuerdo con Aryon Dall'Igna Rodrigues, en su libro Línguas Brasileiras (São Paulo: Loyola, 1986), los Suruí hablan la lengua akwáwa, la misma de los Asuriní de Tocantins y la de los Parakanã. Ella es de la familia Tupí-Guaraní, así como las lenguas de los Tenetehára (nombre que reúne los Guajajara y los Tembé), Tapirapé, Avá-Canoeiros, que son semejantes. Actualmente, la mayoría de los Suruí también hablan el portugués.

Localización

Al producirse el primer contacto, los Suruí estaban localizados en el margen del pequeño arroyo conocido como Grotão dos Caboclos, afluente del río Sororozinho, a su vez, afluente del Sororó, tributario del río Itacaiúnas. En 1998, la aldea estaba construida en un área cercana a la carretera que une la vía Transamazónica a São Geraldo do Araguaia. La Tierra Indígena Sororó está situada al sudeste de Pará, en el municipio de São João do Araguaia, a casi cien kilómetros de la ciudad de Marabá, el mayor centro urbano de la región.

Originalmente se ubicaban en una región de la selva tropical, pero en las últimas décadas la selva fue destruida para darle lugar a las pasturas, lo que resta está situado dentro del territorio indígena.

La demarcación de la Tierra Indígena Sororó dejó por fuera de su territorio a antiguas aldeas y, principalmente, a algunos campos de castañas utilizados por este pueblo.

Demografía

En 1960, antes del contacto, la población era de 126 personas, de acuerdo a las genealogía por mi relevadas. La epidemia de gripe resultante del contacto mató a 86 personas. El censo que realicé en 1961, arrojó un total de 40 personas, siendo 14 hombres, 7 mujeres y 21 niños. En 1961, una epidemia de varicela alcanzó al grupo matando a más de seis personas. La asistencia médica proporcionada, principalmente por el doctor João Paulo Botelho Vieira Filho, de la Escola Paulista de Medicina, quien ha visitado al grupo desde inicios de los años sesenta, posibilitó una amplia recuperación demográfica. En 1985, Iara Ferraz registró un total de 109 personas, siendo 52 hombres y 57 mujeres. En 1997, la población total era de 185 personas según el nuevo relevamiento realizado por el médico João Paulo Botelho Vieira Filho.

Historia del contacto

Desde la década de 1920, existen precarias informaciones acerca de la existencia de los Suruí en las cabeceras del río Sororó, de acuerdo a Frei Antonio Salas, citadas en la revista dominica Cayapós y Carajás. En efecto, algunos habitantes más antiguos me informaron que los Suruí acostumbraban aparecer, a mediados de los años 20, en la vecindad de una hacienda denominada Altos Montes, en las cercanías de Santa Isabel. Pero fue solamente a partir de la Segunda Guerra Mundial, cuando la región fue invadida por los buscadores de metales preciosos o garimperos en busca de cristal de roca, entonces un material de suma importancia estratégica, que se intensificaron los contactos. En 1947, por ejemplo los indios intentaron aproximarse a los recolectores de castañas en un paraje denominado Cajueiro. El propietario de la “colocación”, juntamente con sus empleados les dispararon hiriendo, inclusive, a algunos de ellos.

El primer intento organizado de contacto fue realizado de 1952 por el dominico Frei Gomes Leitão, quien partió con algunos hombres de la localidad de Xambioá y alcanzó la aldea, encontrándola desierta. Varios regalos fueron dejados en el lugar. Días después, los Suruí realizaron algunas incursiones por las casas de los habitantes de la región, en las proximidades del arroyo Xambioá, en donde dejaron tortugas, bananas y adornos de plumas, entre otros. Esta retribución de regalos causó pánico entre los habitantes. Al año siguiente, Frei Gil consiguió su primer contacto. Cerca de un arroyo, en las cercanías de la aldea, lo que recién ocurrió en 1960. Antes de esto, en octubre de 1957, entusiasmados con los resultados de los contactos con el misionero, los indios entraron en contacto con los explotadores de las castañas, en los márgenes del río Sororozinho, cerca de un paraje denominado Fortaleza. Fueron repelidos por balas, un indio murió y otros tres fueron heridos.

Con la muerte del viejo jefe Mussenai, en abril de 1960, durante la epidemia de gripe que mató a la mayor parte de la población, el grupo pasó por algunos momentos de desorganización. Un habitante de la región se aprovechó de la situación y consiguió ganar la confianza de los indios. Bajo el pretexto de civilizar a los Suruí, les obligó a cortarse los cabellos, vestir ropas, construir habitaciones semejantes a la de los brasileños, además de introducirles nuevas necesidades alimenticias. Su objetivo era transformarlos en cazadores de pieles. En septiembre de 1960, Frei Gil consiguió expulsar a los intrusos de la aldea. Para evitar nuevas invasiones, instaló a una pareja de empleados en una cabaña distante a tres kilómetros de la aldea. Gracias a esto, los Suruí retomaron sus costumbres. La vivienda de tipología blanca fue destruida y la tribu volvió a realizar un gran campo de cultivo que produjo muy buenos resultados en 1961.

A partir de entonce, el contacto con los blancos se volvió permanente y el grupo vivió momentos dramáticos a inicios de la década de 1970, cuando la región fue el escenario de la famosa Guerrilla del Araguaia. El hecho de haber tomado partido por ejercito les aseguró la supervivencia.

Antes del contacto con los blancos mantuvieron muchos contactos guerreros con los grupos Kayapó. Afirman que su territorio original se extendía más allá del río Vermelho, afluente del Itacaiunas, pero huyeron hacia el actual territorio para escapar de los ataques de los indios que denominaban Karajá. En 1996, me aseguraron que los Karajá eran los Xikrin, quienes actualmente habitan la región del río Cateté, afluente del río Itacaiunas, justamente en el pie de la Sierra dos Carajás.

Organización social y política

Foto: Tiuré, 1981
Foto: Tiuré, 1981

En vez de formar pequeños grupos locales, como ocurre con otros grupos Tupí de la región, los Suruí poseían solamente una gran aldea denominada okara, de formato rectangular, con un patio central en el cual eran realizados esos rituales. En el pasado, la agricultura consistía en su principal actividad económica. Establecían grandes campos de cultivo en donde plantaban varias especies de mandioca, bananas, ñame, papa dulce o batata, maíz, pimienta, algodón y tabaco. La caza como actividad estaba muy privilegiada en un área en donde eran abundantes las antas, los venados, los jabalíes, los tapires, las pacas, los tatúes los monos y los carpinchos.

Entre las aves, preferían los mutuns (Mitu tuberosum) y los jacus, (Penelope Obscura) pero en caso de necesidad consumían también araras y varias especies de papagayos. La pesca era una actividad poco relevante ya que vivían apartados de los grandes ríos. La recolección complementaba la búsqueda de alimentos. En la actualidad, la dieta alimentaria fue modificada por la disminución de la caza y la introducción de la ganadería pobre así como el cultivo del arroz. Como otros grupos Tupí, poseen una regla de descendencia patrilineal, vinculada a la transmisión del parentesco sólo por la vía paterna y admiten que el hombre es el principal responsable de la procreación. En función de la fuerte vinculación existente entre el padre y el recién nacido, poseen la costumbre de la couvade (en ciertas culturas una costumbre en la cual el padre se recuesta con su hijo al nacer) que provoca que el resguardo pos parto sea más importante para el padre que para la madre. Se dividen en cinco grupos de descendencia patrilineal: Koaci-arúo (mapache), Saopakania (halcón), Pindawa (palmera), Ywyra (madera) e Karajá (descendentes de um indio “karajá”, probablemente Xikrín, encarcelado por los Suruí).

Foto: Carlos Alberto Ricardo, 1970
Foto: Carlos Alberto Ricardo, 1970

Las genealogías indican la existencia de otros dos grupos, Sakariowara y Uirapari, en la actualidad ya extintos. Hay, también, indicios de que los Saopakania e Ywyra poseían subgrupos. La existencia de la exogamia entre los grupos, además de outras características, permiten clasificarlos como clanes. La jefatura es hereditaria y exclusiva de los hombres del clan Koaci. La denominación para un jefe es la de morobixawa. Esta palabra puede ser traducida como “grande”, y está presente también en la designación de la luna llena, sahi morobixawa. Inmediatamente antes del contacto, los Suruí eran comandados por Musenai, un hombre anciano que murió durante la epidemia de 1961. Fue sucedido por su hijo Kuarikwara, quien murió poco tiempo después. Apia, el hijo de Kuarikwara, era muy pequeño y estaba en condiciones de asumir la jefatura. Ante la falta de hombres, Koaci asumió la jefatura Uareni, un Saopakania.

A inicios de los años 70 del siglo XX, cuando se vieron involucrados en la guerrilla del Araguaia, sintieron la necesidad de un jefe que conociese bien a los blancos; así Amaxu, un Karajá, asumió la jefatura y lideró al grupo en sus momentos más difíciles. Pero, durante ese tiempo, si le preguntase a los Suruí quien era el morobixawa, ellos respondían apuntando a Apia. Cuando este alcanzó la edad adulta, fue reconocido como jefe, aunque mostró un gran desinterés por el cargo, siendo, entonces, substituido por Mahyra, un Koaci, nieto del hermano de Kwarikuara, Sarakoa, quien también murió a inicios de la década de 1960. En el pasado practicaban la poliginia, pero la escasez de mujeres, que llegó a provocar la aparición de arreglos poliándricos, esto es, la posibilidad de que una mujer casada pueda tener otro compañero sexual que sea un hombre soltero, tornó la poliginia una práctica inoperante. El casamiento preferencial es con la hija del hermano de la madre, con la hija de la hermana del padre o con la hija de la hermana. La regla de residencia era patrilocal; en la actualidad los recién casados tienden a establecerse en una nueva residencia.

Poseen una terminología de parentesco del tipo iroqués. De esta manera, en su misma generación, un hombre llama hermano o hermana, además de los hijos de sus propios padres a los hijos de la hermana de la madre y a los hijos del hermano del padre; a los hijos de los hermanos de la madre y los hijos de los hermanos del padre; son denominados con otro término. En la primera generación ascendente, se denomina bajo el mismo término al padre y a los hermanos del padre, con otro término a la madre y a las hermanas de la madre, siendo que el hermano de la madre y la hermana del padre reciben términos diferentes. En la primera generación descendiente, utilizan el mismo término para el propio hijo y para el del hermano, de la misma forma lo hacen para con su hija y la hija del hermano; el hijo y la hija del hermano son denominados por otro término que no hace diferenciación de sexo. En la segunda generación ascendente, todos los hombres reciben un término equivalente a abuelo y todas las mujeres un término equivalente a abuela. En la segunda generación descendiente existe apenas un término genérico aplicado a los individuos de ambos sexos.

Los Suruí poseen una reserva aparentemente limitada de nombres propios, lo que ocasiona muchas repeticiones en las genealogías. El niño recibe un nombre en el momento de nacer, generalmente con un significado jocoso, y recibe su nombre definitivo durante el ritual de la perforación del labio inferior, cuando alcanza la edad aproximada de entre trece o catorce años.

Cosmología y chamanismo

Foto: Roque de B. Laraia
Foto: Roque de B. Laraia

Así como otros grupos Tupí Guaraní de la región, estos indios creen en Mahyra, el héroe mítico, padre de los gemelos Korahi y Sahi (el sol y la luna). Son estos gemelos los que completan el trabajo de la separación entre la naturaleza y la cultura, iniciados por Mahyra, el héroe civilizador por excelencia, dado que fue el quien robó el fuego del urubú y se lo dio a los hombres. Pocos mitos fueron recolectados entre los Suruí, lo que requiere nuevas investigaciones al respecto.

El chamanismo está presente entre los Suruí: Mussenai, el jefe anciano y Kuarikwara, quien lo sucedió, eran pai'é, lo mismo ocurría con Uassaí y Mikuá, dos de los más viejos sobrevivientes de la epidemia. No se diferencia del chamanismo encontrado por Eduardo Galvão (1961) entre los Tenetehára. El ritual más importante, el de Tokasa, ocurre logo luego de la tala en los campos de cultivo, cuando una pequeña cabaña ceremonial se yergue en el centro de la plaza. Por la noche, los hombres –con la vedada participación de las mujeres- liderados por el chamán intentan entrar en contacto con los espíritus de sus antepasados que son nominados en las canciones que en ese momento entonan.

Un inmenso cigarro, hecho de hojas de tabaco es utilizado por los chamanes para facilitar el trance. Se acostumbraba defumar a los forasteros con el humo de ese cigarrillo.

Como ocurre entre otros grupos Tupí-Guaraní, los muertos son enterrados dentro de la casa. Cuando la casa está repleta de muertos, la misma es abandonada, fue lo que ocurrió en el período de la epidemia de la gripe. En una situación normal, la casa y los muertos son abandonados cuando ocurre una mudanza de aldea a causa del agotamiento de las tierras agrícolas. Los espíritus de los muertos son denominados owera, pero la mayor preocupación se dirige a los karuara, una forma de espíritu que nunca fue un ser humano y tiene el poder de provocar las enfermedades. Tupã es considerado el demonio del Trueno y del Rayo, siendo por ello bastante temido por los Suruí.

Notas sobre las fuentes

La bibliografía etnológica sobre los Suruí es bastante escasa. Este apartado se basa, especialmente, en el volumen Índios e Castanheiros, que está dividido en dos partes: una sobre los Suruí, por mi escrita, y otra sobre los Parkatêjê, escrita por Roberto Da Matta. En mi libro Tupi - Índios do Brasil atual, realizo un estudio comparativo de la organización social de las sociedades tupí, inclusive de la suruí. Asimismo, tengo los artículos “Arranjos poliândricos na sociedade suruí”, que versa acerca de la solución encontrada por los Suruí para poder hacer frente al desequilibrio demográfico entre los sexos frente a la drástica disminución poblacional que le siguió al contacto; “A fricção interétnica no médio Tocantins”; “O homem marginal numa sociedade primitiva”, que estudia el ostracismo social en el que fue colocado un joven que se negó a pasar por el rito de perforación del labio para usar el tembetá; “Akwáwa-Asurini e Suruí: análise comparativa de dois grupos tupi” y “Encontro e reencontro etnográfico”, que describe mi visita a los Suruí 35 años después de mi trabajo de campo.

Se puede leer también el capítulo “Suruí”, escrito por Iara Ferraz para el volumen “Sudeste do Pará” de la colección Povos Indígenas no Brasil, publicada por el CEDI.

Fuentes de Información

  • ARNAUD, Expedito. Mudanças entre os grupos indígenas Tupi da região do Tocantins-Xingu (Bacia Amazônica). In: --------. O índio e a expansão nacional. Belém : Cejup, 1989. p. 315-64. Publicado originalmente no Boletim do MPEG, Antropologia, Belém, n.s., n. 84, abr. 1983.
  • BARBOSA, José Natal. Contribuição a análise fonológica do suruí do Tocantins. Brasília : UnB, 1993. 59 p. (Dissertação de Mestrado)
  • BELTRÃO, Jane Felipe. Laudo antropológico AI Sororó a propósito da BR-153. Campinas : s.ed., 1998. 123 p.
  • FERRAZ, Iara. Suruí. In: RICARDO, Carlos Alberto (Coord.). Povos Indígenas no Brasil. São Paulo : CEDI, 1985. p. 100-25. (v. 8 II-Sudeste do Pará/Tocantins)
  • JABUR, Clarisse do Carmo. Aikewara ispenheim : comparação do mito do dilúvio Aikewara (Suruí) com os demais grupos Tupi-Guarani. Brasília : UnB, 2001. (Monografia de Graduação)
  • LARAIA, Roque de Barros. Akuáwa-Asurini e Suruí : análise comparativa de dois grupos Tupi. Rev. do Instituto de Estudos Brasileiros, São Paulo : instituto de Estudos Brasileiros, n. 12, 1972.
  • --------. "Arranjos poliândricos" na sociedade Suruí. In: SCHADEN, Egon. Leituras de etnologia brasileira. São Paulo : Companhia Editora Nacional, 1976. p. 193-8. (Originalmente publicado na Rev. do Museu Paulista, São Paulo, v. 14, n.s., p. 71-6, 1963).
  • --------. Encontro e reencontro etnográfico. Textos Graduados, Brasília : UnB, v. 3, n. 3, 1996.
  • --------. A fricção interétnica no Médio Tocantins. América Latina, Rio de Janeiro : s.ed., v. 8, n. 2, p. 66-7, 1965.
  • --------. O homem marginal numa sociedade primitiva. Rev. do Instituto de Ciências Sociais, Rio de Janeiro : Instituto de Ciências Sociais, v. 4, n. 1, 1967.
  • --------. Tupi : índios do Brasil atual. São Paulo : USP, 1987.
  • --------; MATTA, Roberto da. Índios e castanheiros : a empresa extrativista e os índios no Médio Tocantins. Rio de Janeiro : Paz e Terra, 1978. 208 p. (Estudos Brasileiros, 35)  
  • LIMA, Luíza de Nazaré Mastop de. Tempo antigo entre os Suruí/Aikewara : um estudo sobre mito e identidade étnica. Belém : UFPA, 2002. (Dissertação de Mestrado)